
Existe una relación directa y significativa entre el número que palabras a las que un menor está expuesto durante los primeros años de vida y su posterior nivel intelectual y éxito escolar. Es a partir de esta evidencia que Leffel y Suskind, en un artículo publicado en la revista Speech and Language, exploran la eficacia de los programas de intervención temprana y de estimulación del lenguaje en contextos de alto riesgo psicosocial.
De acuerdo con una aproximación constructivista del desarrollo, de la que los autores del estudio parten, las estructuras lingüísticas emergen como resultado de la continua interacción entre el nivel actual de funcionamiento del sujeto y su entorno. Ambientes desfavorecidos, cambiantes y poco estimulantes pueden comprometer su progreso evolutivo. Por ello, las iniciativas y las acciones destinadas a preservar y enriquecer el entorno cotidiano del recién nacido y del menor cobran una especial relevancia.
En el artículo, en base a la revisión de la literatura científica y la experiencia clínica, los investigadores presentan los resultados de dos programas de intervención para familias con pocos recursos: el ASPIRO (Achieving Superior Parental Involvement for Rehabilitative Excellence), dirigido a niños y niñas con pérdidas auditivas importantes, y el Thirty Million, un proyecto comunitario de apoyo a la escolarización. Ambos son programas estructurados en los que un referente especialista –en sucesivas visitas al domicilio familiar y por medio de las nuevas tecnologías– enseña a los pares/madres a trabajar y a favorecer el desarrollo lingüístico de su/suya hijo/a, desde el entorno natural y a partir de las actividades de la vida diaria.
Los resultados obtenidos aportan evidencia del importante papel que desarrollan los adultos (y principalmente los padres y las madres) en la adquisición de las habilidades comunicativas y lingüísticas de los niños/as. En concreto, se observa que los participantes en el programa adquieren un mayor conocimiento de los procesos implicados en el desarrollo del lenguaje infantil y, a la vez, toman una mayor conciencia del crucial papel que juegan las interacciones familiares. Por otro lado, también se demuestra que aquellas metodologías que proporcionan una retroalimentación (feedback) inmediata y objetiva sobre la conducta (como por ejemplo las grabaciones en vídeo) son fundamentales, puesto que contribuyen al cambio en el comportamiento de los adultos y favorecen la consolidación de estilos parentales saludables, equilibrados y constructivos.
En síntesis, el estudio contribuye a una mayor comprensión acerca de por qué es importante la implicación de los padres y las madres en la intervención temprana y cómo ésta ayuda y mejora la competencia comunicativa de los/las niños/as. Los primeros años de vida son clave, y el progreso en el desarrollo está estrechamente ligado a la cobertura y satisfacción de las necesidades básicas en el sí de un entorno (lingüístico y no lingüístico) estable, receptivo y estimulante.
Artículo de referencia
Leffel, K. y Suskind, D. (2013). “Parent-directed approaches to enrich the early language environments of children living in poverty”. Speech and Language, 34(4), 267-275.
Por: Marta Reinoso
Dra en Psicología
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